En la mañana de Lunes Santo, los floristas llegan a la sede, para arreglar de la mejor manera posible el trono y la carroza, con las flores que previamente se han elegido.
Cada uno prepara su tarea por separado, aunque su trabajo sea el mismo, es distinta la forma de colocar las flores además que suelen ser diferentes. Normalmente al Cristo de la Agonía se le adorna con flores de color rojo y morado, en alguna ocasión han sido blancas y para la Virgen de la Esperanza son de color blanco.
La imagen del Cristo de la Agonía se apoya en un calvario previamente montado y que se rellena de flores, y la carroza de la Virgen de la Esperanza adorna y cubre toda su base y sus ánforas.
El resultado final del trabajo de estas personas es el que podremos apreciar después cuando todo este ya terminado.