La presencia de María, callada, serena y valiente en el plan redentor de Dios es una actitud que ha destacado la tradición cristiana.
La Madre que espera confiada en el Hijo es ante todo un signo de entereza y certidumbre en la misión salvadora de Jesucristo.
En la advocación de la Esperanza tiene esta Cofradía un seguro de amparo y protección. En los brazos amorosos de María son muchos los devotos que encomiendan su vida y su alma en la garantía de ser acogidos con ternura y comprensión.
El testimonio de María es una constante llamada a depositar toda la confianza en Jesucristo. Ella supo aceptar en plenitud la llamada del Padre para ser madre del Redentor. En la Pasión su presencia llena de amor en el Hijo le permite aceptar la dureza del Calvario, el sufrimiento de la Cruz y la sepultura.